Claves de la inseminación artificial en la perra
La inseminación artificial es un acto corriente en la crianza de perros. Mientras algunos criadores las practican ellos mismos, otros prefieren recurrir a su veterinario. A través de una serie de preguntas y respuestas, este artículo tratará de aclarar las principales dudas referentes a la inseminación artificial.
¿Cuáles son las indicaciones de la inseminación artificial? La inseminación artificial con semen fresco practica a partir del momento en que el macho no consigue montar a la perra. Generalmente, esto sucede porque la perra es dominante o porque tiene miedo, ya sea por un trauma emocional del pasado (haber sido atacada o mordida por otro perro, intento de penetración dolorosa) como físico (vulva demasiado estrecha, dolor a nivel del tercio posterior, macho desproporcionadamente grande, etc).
El macho también puede tener limitaciones físicas, como dolor en las extremidades posteriores en la cadera o en la columna e incluso a nivel del pene (fimosis, fracturas del hueso del pene, etc). Finalmente, hay machos inexpertos o muy tímidos que no montan.
La otra gran razón fundamental es la insemina
Claves ción “a distancia” a partir de la utilización de semen refrigerado o congelado: -El semen refrigerado ahorra tiempo y dinero al evitar los desplazamientos. El límite razonable para los intercambios de semen es dentro de la Unión Europea, ya que el semen debe llegar dentro de las 48 horas posteriores a la extracción, siendo este el tiempo limite que aguanta la caja de transporte a 4-6ºC.
-El semen congelado se recibe con antelación y se conserva en nitrógeno líquido hasta que la perra está preparada. Es interesante cuando el perro vive demasiado lejos como para enviar semen refrigerado o para aprovechar la genética de un perro ya muerto. En perros de caza como el Pointer, es frecuente que se congele semen para poder utilizarlo durante la temporada, cuando el perro no está disponible por desplazamientos.
La inseminación artificial también reduce el riesgo de transmisión de enfermedades como la herpesvirosis y es un buen modo de aumentar el porcentaje de éxito en caso de perros subfértiles por tener semen de mala calidad.
Además, la clínica veterinaria puede considerarse un terreno neutral entre el propietario del macho y de la hembra. El veterinario no solo se encarga de inseminar, sino también de determinar el momento óptimo de fertilidad y de evaluar la calidad del semen justo después de la extracción, evitando conflictos entre ambas partes.
¿Qué es preferible, inseminar artificialmente o practicar una monta natural? Según diversos estudios, la monta de una perra fértil por un macho con semen de buena calidad en el momento óptimo de fertilidad tiene el mismo porcentaje de éxito que la inseminación intravaginal.
Por tanto, la clave del éxito no es tanto la inseminación artificial intravaginal sino la determinación exacta del momento óptimo de fertilidad.
¿Cómo se determina el mejor momento para practicar una inseminación? En la actualidad, el método más preciso es la detección de la ovulación mediante la medición seriada de la progesterona sanguínea. Hay perras que aceptan al macho durante muchos días, mientras que otras no lo aceptan en ningún momento. Paradójicamente, el momento de mayor aceptación no se corresponde necesariamente con el de mayor fertilidad. Por otro lado, aun hay muchos veterinarios utilizan la citología vaginal para decidir el momento de practicar la inseminación. La citología vaginal sirve para determinar el estado del ciclo de la perra (anestro, proestro, estro y diestro o dicho de otro modo: reposo sexual, inicio del celo, celo y los 2 meses posteriores al celo), pero no es un buen indicador de la fertilidad.
Para hacer un buen seguimiento del celo, se empieza extrayendo sangre a partir del 7º día tras el inicio del sangrado vaginal. Según el nivel de progesterona sanguínea se sacará sangre varias veces (en general entre 1 y 3 veces) cada 1 a 4 días según los niveles de progesterona hasta determinar la ovulación.
La perra es la única especie cuyos óvulos necesitan madurar unas 48 horas dentro de los oviductos para ser fértiles. Mientras que los espermatozoides pueden sobrevivir hasta una semana en el tracto genital (la mayor parte mueren al cabo de 2 dias), los óvulos solo son fecundables durante 2 días. Así, inseminando entre 1 y 3 días (o 4) tras la ovulación se crea un entorno rico en espermatozoides para que los óvulos sean fecundados lo antes posible tras su maduración.
¿Cuántas inseminaciones son necesarias? Cuando se desconoce si la perra va a dejarse cubrir, lo más habitual es probar la monta el día después de la ovulación. Si no se deja, se insemina el 2º y el 3er o 4º día. Cuando las inseminaciones están decididas con antelación, se practican el 1er y el 3er día postovulación.
Una sola inseminación el 2º día postovulación puede ser más que suficiente siempre y cuando el semen sea de buena calidad1.
¿Qué tipos de inseminación artificial existen? La inseminación intravaginal es la más comúnmente realizada y consiste en depositar el semen en el fondo de la vagina, en el mismo sitio que es eyaculado por el perro.
La inseminación intrauterina se hace atravesando con un catéter el cuello del útero para evitar su función de barrera natural para impurezas, pero también limita el paso de un buen número de espermatozoides. Para ello, es necesario un catéter especial que se guía por palpación abdominal o mediante una cámara fibroendoscópica.
Esta técnica es irrealizable sin el material apropiado o por alguien que no sepa exactamente lo que está haciendo. El cuello del útero no se atraviesa por casualidad.
La
¿Cuáles son las indicaciones de la inseminación artificial? La inseminación artificial con semen fresco practica a partir del momento en que el macho no consigue montar a la perra. Generalmente, esto sucede porque la perra es dominante o porque tiene miedo, ya sea por un trauma emocional del pasado (haber sido atacada o mordida por otro perro, intento de penetración dolorosa) como físico (vulva demasiado estrecha, dolor a nivel del tercio posterior, macho desproporcionadamente grande, etc).
El macho también puede tener limitaciones físicas, como dolor en las extremidades posteriores en la cadera o en la columna e incluso a nivel del pene (fimosis, fracturas del hueso del pene, etc). Finalmente, hay machos inexpertos o muy tímidos que no montan.
La otra gran razón fundamental es la insemina
Claves ción “a distancia” a partir de la utilización de semen refrigerado o congelado: -El semen refrigerado ahorra tiempo y dinero al evitar los desplazamientos. El límite razonable para los intercambios de semen es dentro de la Unión Europea, ya que el semen debe llegar dentro de las 48 horas posteriores a la extracción, siendo este el tiempo limite que aguanta la caja de transporte a 4-6ºC.
-El semen congelado se recibe con antelación y se conserva en nitrógeno líquido hasta que la perra está preparada. Es interesante cuando el perro vive demasiado lejos como para enviar semen refrigerado o para aprovechar la genética de un perro ya muerto. En perros de caza como el Pointer, es frecuente que se congele semen para poder utilizarlo durante la temporada, cuando el perro no está disponible por desplazamientos.
La inseminación artificial también reduce el riesgo de transmisión de enfermedades como la herpesvirosis y es un buen modo de aumentar el porcentaje de éxito en caso de perros subfértiles por tener semen de mala calidad.
Además, la clínica veterinaria puede considerarse un terreno neutral entre el propietario del macho y de la hembra. El veterinario no solo se encarga de inseminar, sino también de determinar el momento óptimo de fertilidad y de evaluar la calidad del semen justo después de la extracción, evitando conflictos entre ambas partes.
¿Qué es preferible, inseminar artificialmente o practicar una monta natural? Según diversos estudios, la monta de una perra fértil por un macho con semen de buena calidad en el momento óptimo de fertilidad tiene el mismo porcentaje de éxito que la inseminación intravaginal.
Por tanto, la clave del éxito no es tanto la inseminación artificial intravaginal sino la determinación exacta del momento óptimo de fertilidad.
¿Cómo se determina el mejor momento para practicar una inseminación? En la actualidad, el método más preciso es la detección de la ovulación mediante la medición seriada de la progesterona sanguínea. Hay perras que aceptan al macho durante muchos días, mientras que otras no lo aceptan en ningún momento. Paradójicamente, el momento de mayor aceptación no se corresponde necesariamente con el de mayor fertilidad. Por otro lado, aun hay muchos veterinarios utilizan la citología vaginal para decidir el momento de practicar la inseminación. La citología vaginal sirve para determinar el estado del ciclo de la perra (anestro, proestro, estro y diestro o dicho de otro modo: reposo sexual, inicio del celo, celo y los 2 meses posteriores al celo), pero no es un buen indicador de la fertilidad.
Para hacer un buen seguimiento del celo, se empieza extrayendo sangre a partir del 7º día tras el inicio del sangrado vaginal. Según el nivel de progesterona sanguínea se sacará sangre varias veces (en general entre 1 y 3 veces) cada 1 a 4 días según los niveles de progesterona hasta determinar la ovulación.
La perra es la única especie cuyos óvulos necesitan madurar unas 48 horas dentro de los oviductos para ser fértiles. Mientras que los espermatozoides pueden sobrevivir hasta una semana en el tracto genital (la mayor parte mueren al cabo de 2 dias), los óvulos solo son fecundables durante 2 días. Así, inseminando entre 1 y 3 días (o 4) tras la ovulación se crea un entorno rico en espermatozoides para que los óvulos sean fecundados lo antes posible tras su maduración.
¿Cuántas inseminaciones son necesarias? Cuando se desconoce si la perra va a dejarse cubrir, lo más habitual es probar la monta el día después de la ovulación. Si no se deja, se insemina el 2º y el 3er o 4º día. Cuando las inseminaciones están decididas con antelación, se practican el 1er y el 3er día postovulación.
Una sola inseminación el 2º día postovulación puede ser más que suficiente siempre y cuando el semen sea de buena calidad1.
¿Qué tipos de inseminación artificial existen? La inseminación intravaginal es la más comúnmente realizada y consiste en depositar el semen en el fondo de la vagina, en el mismo sitio que es eyaculado por el perro.
La inseminación intrauterina se hace atravesando con un catéter el cuello del útero para evitar su función de barrera natural para impurezas, pero también limita el paso de un buen número de espermatozoides. Para ello, es necesario un catéter especial que se guía por palpación abdominal o mediante una cámara fibroendoscópica.
Esta técnica es irrealizable sin el material apropiado o por alguien que no sepa exactamente lo que está haciendo. El cuello del útero no se atraviesa por casualidad.
La
La inseminación intrauterina es imperativa cuando se utiliza semen congelado y está fuertemente aconsejada con semen refrigerado. Con semen fresco es opcional, aunque siempre que se pueda es mejor, puesto que aumenta las posibilidades de éxito tanto para obtener una camada como para obtener un mayor número de cachorros.
¿Cuáles son los porcentajes de éxito de la inseminación artificial? Realizada bajo las condiciones apropiadas (macho y hembra fértiles, inseminada durante el momento óptimo de fertilidad), el porcentaje de éxito de las inseminaciones artificiales con semen fresco oscila entre el 80 y el 95%, según se practiquen inseminaciones intravaginales o intrauterinas. El porcentaje de éxito con semen refrigerado es del 80% siempre que se hagan inseminaciones intrauterinas.
En cambio, cuando se utiliza semen congelado existen entre un 50 y un 70% de posibilidades de obtener una camada a pesar de hacerlo todo bien.
Esta reducción es debida a que el semen ha sufrido un proceso de congelación a -196ºC y de descongelación y calentamiento a 37ºC. Además, las dosis utilizadas son inferiores por el coste de las pajuelas.
El % de éxito aumenta cuanto más espermatozoides son inoculados.
¿Existen riesgos para la perra inseminada? La inseminación artificial no es arriesgada. Está demostrado que no aumenta el riesgo de piómetra siempre y cuando se utilice material estéril y la técnica del “inseminador” sea la apropiada.
No obstante, es preciso conocer la anatomía de la vagina, la localización de la fosa clitoridiana, del meato urinario, la profundidad de la vagina y la conformación del cuello del útero.
De lo contrario pueden provocarse heridas e incluso perforaciones vaginales.
Para conseguir un resultado óptimo, es mejor dejarse aconsejar por un veterinario especialista en reproducción. La inversión económica se verá traducida en fiabilidad y un mayor porcentaje de éxito, tanto de que la perra quede preñada como de obtener un mayor número de cachorros. Este consejo tiene aún más importancia cuando se habla de inseminaciones con semen refrigerado o congelado. Existen demasiadas variables (proceso de congelación o refrigeración, envío del semen, documentación adjunta, empresa de transporte, gestión de los días festivos, determinación del momento óptimo para la inseminación, practica de inseminaciones intrauterinas).
¿Cuáles son los porcentajes de éxito de la inseminación artificial? Realizada bajo las condiciones apropiadas (macho y hembra fértiles, inseminada durante el momento óptimo de fertilidad), el porcentaje de éxito de las inseminaciones artificiales con semen fresco oscila entre el 80 y el 95%, según se practiquen inseminaciones intravaginales o intrauterinas. El porcentaje de éxito con semen refrigerado es del 80% siempre que se hagan inseminaciones intrauterinas.
En cambio, cuando se utiliza semen congelado existen entre un 50 y un 70% de posibilidades de obtener una camada a pesar de hacerlo todo bien.
Esta reducción es debida a que el semen ha sufrido un proceso de congelación a -196ºC y de descongelación y calentamiento a 37ºC. Además, las dosis utilizadas son inferiores por el coste de las pajuelas.
El % de éxito aumenta cuanto más espermatozoides son inoculados.
¿Existen riesgos para la perra inseminada? La inseminación artificial no es arriesgada. Está demostrado que no aumenta el riesgo de piómetra siempre y cuando se utilice material estéril y la técnica del “inseminador” sea la apropiada.
No obstante, es preciso conocer la anatomía de la vagina, la localización de la fosa clitoridiana, del meato urinario, la profundidad de la vagina y la conformación del cuello del útero.
De lo contrario pueden provocarse heridas e incluso perforaciones vaginales.
Para conseguir un resultado óptimo, es mejor dejarse aconsejar por un veterinario especialista en reproducción. La inversión económica se verá traducida en fiabilidad y un mayor porcentaje de éxito, tanto de que la perra quede preñada como de obtener un mayor número de cachorros. Este consejo tiene aún más importancia cuando se habla de inseminaciones con semen refrigerado o congelado. Existen demasiadas variables (proceso de congelación o refrigeración, envío del semen, documentación adjunta, empresa de transporte, gestión de los días festivos, determinación del momento óptimo para la inseminación, practica de inseminaciones intrauterinas).
El primero, el tratamiento sintomático, es el que se aplica por norma general en los colapsos de grados I, II y III y buscan aliviar la sintomatología que presenta el animal y mejorar su calidad de vida. Además de posibles recomendaciones de medicamentos, es importante tener en cuenta varios consejos que pueden ayudar a que no se agrave el cuadro clínico, como pueden ser: el uso de collares o arneses que no traccionen sobre el cuello, evitar “rutinas” que provoquen estrés al perro (por ejemplo, no hacer siempre lo mismo justo antes de pasear con el perro o antes de ponerle la comida, variar las frases que usamos para antes de estos momentos, etc) o prevenir la enfermedad de la “tos de las perreras” vacunando al perro, ya que puede actuar también como agravante.
Cabe resaltar en este apartado que esta patología suele ser de carácter degenerativo y no tiene una cura definitiva, por lo que deben ser animales controlados durante toda la vida.
Displasia de Cadera en perros
Introducción La Displasia de Cadera es la enfermedad osteoarticular más frecuente en perros. Es una enfermedad típica de perros de razas grandes y medianas, menos frecuente en razas pequeñas.
Se presenta con una mala congruencia de la cavidad acetabular (cadera) con las cabezas femorales que pueden aparecer luxadas o sub luxadas, es decir, fuera de su lugar natural. La cabeza del fémur al no tener un buen recubrimiento “baila” y esto produce estrés, inflama y debilita la articulación y los tejidos periarticulares.
Es muy frecuente que aparezcan cambios degenerativos de osteoartrosis. La osteoartrosis que aparece debido a la displasia causará los problemas de inflamación, dolor, que a su vez harán que el perro cargue más peso en las manos, menos en los posteriores, reduciendo la actividad muscular de estos y generando la atrofia muscular en el tercio posterior que agravará los síntomas.
Síntomas Los síntomas varían un poco dependiendo de la raza y sobretodo de la edad del perro. Para el diagnóstico se suele realizar una radiografía en distracción, es decir con el perro tumbado hacia arriba y tracción simétrica en los miembros posteriores, normalmente con el perro anestesiado o muy sedado. No siempre los síntomas guardan relación con el resultado de la radiografía.
A veces observamos perros con mucha displasia y que presentan poco dolor o incluso nada y también el caso contrario, mucho dolor con un resultado en la exploración radiológica no tan malo. El dolor depende más de la inflamación de la articulación (sinovitis) entre otros factores que de la displasia en si.
A partir de los 5 o 6 meses, empiezan los signos de alerta, el perro se para mal (saca una pierna hacia fuera), tiene dificultad para mantenerse en pie, no carga peso en los posteriores, pueden tener signos de dolor después del ejercicio, resbalar, caerse y presentar la marcha típica del perro con displasia que es el balanceo de la parte posterior y la carrera como un conejo, es decir, avanzando las dos patas posteriores al mismo tiempo. También pueden observarse otros comportamientos como cambiar el humor de forma súbita, volverse más agresivos y rehuir la presencia del propietario. A veces al final del crecimiento los síntomas desaparecen o se minimizan mucho, quedando como único signo claro la marcha en balanceo.
Cabe resaltar en este apartado que esta patología suele ser de carácter degenerativo y no tiene una cura definitiva, por lo que deben ser animales controlados durante toda la vida.
Displasia de Cadera en perros
Introducción La Displasia de Cadera es la enfermedad osteoarticular más frecuente en perros. Es una enfermedad típica de perros de razas grandes y medianas, menos frecuente en razas pequeñas.
Se presenta con una mala congruencia de la cavidad acetabular (cadera) con las cabezas femorales que pueden aparecer luxadas o sub luxadas, es decir, fuera de su lugar natural. La cabeza del fémur al no tener un buen recubrimiento “baila” y esto produce estrés, inflama y debilita la articulación y los tejidos periarticulares.
Es muy frecuente que aparezcan cambios degenerativos de osteoartrosis. La osteoartrosis que aparece debido a la displasia causará los problemas de inflamación, dolor, que a su vez harán que el perro cargue más peso en las manos, menos en los posteriores, reduciendo la actividad muscular de estos y generando la atrofia muscular en el tercio posterior que agravará los síntomas.
Síntomas Los síntomas varían un poco dependiendo de la raza y sobretodo de la edad del perro. Para el diagnóstico se suele realizar una radiografía en distracción, es decir con el perro tumbado hacia arriba y tracción simétrica en los miembros posteriores, normalmente con el perro anestesiado o muy sedado. No siempre los síntomas guardan relación con el resultado de la radiografía.
A veces observamos perros con mucha displasia y que presentan poco dolor o incluso nada y también el caso contrario, mucho dolor con un resultado en la exploración radiológica no tan malo. El dolor depende más de la inflamación de la articulación (sinovitis) entre otros factores que de la displasia en si.
A partir de los 5 o 6 meses, empiezan los signos de alerta, el perro se para mal (saca una pierna hacia fuera), tiene dificultad para mantenerse en pie, no carga peso en los posteriores, pueden tener signos de dolor después del ejercicio, resbalar, caerse y presentar la marcha típica del perro con displasia que es el balanceo de la parte posterior y la carrera como un conejo, es decir, avanzando las dos patas posteriores al mismo tiempo. También pueden observarse otros comportamientos como cambiar el humor de forma súbita, volverse más agresivos y rehuir la presencia del propietario. A veces al final del crecimiento los síntomas desaparecen o se minimizan mucho, quedando como único signo claro la marcha en balanceo.
Nota 1. Por semen de buena calidad se entiende más de 150 millones de espermatozoides con al menos un 70% de movilidad y menos de 30% de formas anormales. Para conocer estos parámetros es necesario hacer un análisis microscópico del semen, con material y coloraciones apropiadas.
Fernando Mir Veterinario Especialista Diplomado por el Colegio Europeo de Reproducción Animal C.V. San Fernando, Palma de Mallorca
Fernando Mir Veterinario Especialista Diplomado por el Colegio Europeo de Reproducción Animal C.V. San Fernando, Palma de Mallorca